Miracleman, conocido originariamente como Marvelman en el Reino Unido, fue creado en 1954 por el guionista y dibujante Mick Anglo para la editorial L. Miller & Son. Inicialmente, pretendía ser un sustituto inglés del personaje americado del Capitán Marvel, y la serie se extendió hasta el año 1963. En 1981, Alan Moore recupera y le da la vuelta a todo aquello, poniendo al día al personaje, obsoleto e infantil, respetando la continuidad e inventándose una nueva. La serie se divide en tres
libros, cada uno de múltiples capítulos cortos. Interrumpida su
publicación en la revista inglesa Warrior, fue su traspaso a la
editorial Eclipse la que propició su cambio de nombre de Marvelman a Miracleman. En esta nueva etapa Moore plantea la dicotomía hombre/superhombre, la que se presenta en esta recuperación del personaje como escisión absoluta. Tanto Miracleman como su némesis y sus aliados van más allá de los conflictos de doble personalidad: Miracleman no es un superhéroe, sino un superhombre que se revela al pronunciar la palabra Kimota. Es entonces cuando, revelados ya los secretos de su origen y su función en la escala cósmica, eliminado su creador-némesis (el Doctor Gargunza), la serie llega a su más alta cota de realización gráfica y literaria. La introducción de Winter, la hija suprahumana de Miracleman y su esposa (no de Mick Moran, quien se confiesa estéril), la reaparición de Miraclewoman como una diosa perfecta, el encuentro con los extraterrestres capaces de cambiar de cuerpos y, por fin, el último y definitivo enfrentamiento con el Enemigo, un Kid Miracleman enloquecido que destruye Londres en la batalla más épica entre superhombres que jamás haya visto un cómic (que llega a sus últimas consecuencias de crueldad, sangre, poesía y camaradería, en una de las escenas más terribles y al mismo tiempo más sensibles que jamás haya reflejado la historieta), dan paso libre a la construcción de la Utopía. Miracleman ya es dios, y por tanto ve el mundo como responsabilidad suya. Los dibujos de John Totleben dan, en esta última parte de la saga, el tono justo que necesita la concepción superior que Miracleman tiene de su destino y el del universo. Actualmente esta obra quintaesencial esta siendo publicada por Ovni Press en Argentina.viernes, 6 de febrero de 2015
MIRACLEMAN
Miracleman, conocido originariamente como Marvelman en el Reino Unido, fue creado en 1954 por el guionista y dibujante Mick Anglo para la editorial L. Miller & Son. Inicialmente, pretendía ser un sustituto inglés del personaje americado del Capitán Marvel, y la serie se extendió hasta el año 1963. En 1981, Alan Moore recupera y le da la vuelta a todo aquello, poniendo al día al personaje, obsoleto e infantil, respetando la continuidad e inventándose una nueva. La serie se divide en tres
libros, cada uno de múltiples capítulos cortos. Interrumpida su
publicación en la revista inglesa Warrior, fue su traspaso a la
editorial Eclipse la que propició su cambio de nombre de Marvelman a Miracleman. En esta nueva etapa Moore plantea la dicotomía hombre/superhombre, la que se presenta en esta recuperación del personaje como escisión absoluta. Tanto Miracleman como su némesis y sus aliados van más allá de los conflictos de doble personalidad: Miracleman no es un superhéroe, sino un superhombre que se revela al pronunciar la palabra Kimota. Es entonces cuando, revelados ya los secretos de su origen y su función en la escala cósmica, eliminado su creador-némesis (el Doctor Gargunza), la serie llega a su más alta cota de realización gráfica y literaria. La introducción de Winter, la hija suprahumana de Miracleman y su esposa (no de Mick Moran, quien se confiesa estéril), la reaparición de Miraclewoman como una diosa perfecta, el encuentro con los extraterrestres capaces de cambiar de cuerpos y, por fin, el último y definitivo enfrentamiento con el Enemigo, un Kid Miracleman enloquecido que destruye Londres en la batalla más épica entre superhombres que jamás haya visto un cómic (que llega a sus últimas consecuencias de crueldad, sangre, poesía y camaradería, en una de las escenas más terribles y al mismo tiempo más sensibles que jamás haya reflejado la historieta), dan paso libre a la construcción de la Utopía. Miracleman ya es dios, y por tanto ve el mundo como responsabilidad suya. Los dibujos de John Totleben dan, en esta última parte de la saga, el tono justo que necesita la concepción superior que Miracleman tiene de su destino y el del universo. Actualmente esta obra quintaesencial esta siendo publicada por Ovni Press en Argentina.
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